El coleccionismo
es anal, debería saberlo, la gente está dispuesta a coleccionar de todo,
incluso tapones de Coca-Cola.
Umberto Eco
Altares nace de
una inquietud por conocer el interior de las casas circundantes a la mía para
observar la manera en que las personas nos apropiamos de los objetos, al
grado de crear un “teatro de objetos” que nos signifique o represente, ante
nosotros y ante los demás, en tanto que refleja un orden simbólico y un
sentido metafórico personal.
Al fotografiar los objetos
como si fuesen altares, me interesa exponer la situación social y cultural de
las personas que ahí viven a través de las construcciones, sean conscientes o
accidentales, pues los objetos –además de ser símbolos de la nostalgia, de la
memoria y de la personalidad de los sujetos–, reflejan una época -un tiempo-,
a la que pertenecen tanto los objetos como las personas.
Asimismo me
interesa enfatizar el orden de los objetos en las construcciones y la
tendencia a la acumulación absurda como signos de un tiempo, ahora como
sinónimo de duración, o sea, de la permanencia de las personas en el mismo
lugar de residencia que, a través de los años trae como consecuencia dicho
amontonamiento producto de la adquisición y del sentido de pertenencia de los
objetos, aun cuando estos sean insignificantes y sin valor aparente alguno;
resultando en la transformación y apropiación de los espacios íntimos.
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